Puede un escritor conocer el amor
Enfrentando la soledad: Parte 3 de 3
Los días ocurría más rápido, la pasábamos juntos, era perfecto; hasta que te tuviste que ir, por que lo hiciste, me querías en verdad o era tan solo una ráfaga de sentimientos encontrados que no llegaron a completarse, acaso fui yo acaso hice algo mal. Todos los días al levantarme veía tus ojos, veía tu bella sonrisa; imagine que se me iría pasando que el tiempo curaría las heridas dejadas, por tu partida.
Los días en el instituto, no son iguales, ya no tengo esa felicidad de saber que luego te veré, de saber que luego te tendré entre mis brazos, esa seguridad era lo único que me hacía feliz en un sitio en el que la palabra amistad no existe, donde no te dan la oportunidad de cambiar, donde todo lo que haces está mal, porque no lo haces como ellos quieren, como todos quieren. Mi vida ha estado paranoica, no encuentro la inspiración que encontraba al hablarte, que encontraba al divisarte; estas líneas son las líneas de un enamorado perdido en un mundo de soledad, donde mi alegría, son mis libros; mi futuro, mi vocación literaria, y mis tristezas; tu inevitable partida que me carcome el alma poco a poco.
Fui al malecón, a nuestro malecón, estaba igual de bello que la última vez, cuando llegue al lugar, tu fragancia se percibía en el aire. Una lagrima descendió por mi rostro denotando la tristeza que me dio el aceptar que ya no estabas el aceptar de tu partir, el aceptar de que otra vez me encontraba solo y que sin una salida debía de darle un sentido a mi vida un sentido a mi existir.
Ahora me encuentro escribiendo estas líneas, reflexionando sobre los momentos importantes en mi vida, los que tienen relevancia. Empiezo a pensar que todo esto es una terrible pesadilla de la que no se puede escapar, y la única forma de salir de ella, al menos momentáneamente es escribiendo.
Por escribir, por los escritores, por los amantes de la literatura; yo afirmo que un escritor si puede encontrar el amor, y este amor que siente es por la literatura, que se ve reflejada en una musa en una persona que lo inspira a escribir. Y esa persona es la que finalmente te amara, la que pueda entender, la gran aventura de ser un escritor.
Gracias por su lectura
Fin (del relato)
Próximamente.
El suspiro de los recuerdos.
Thiago Zaramir Ahmed
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